Qué mal empezar así, pero: ¿no despiertan cada día sin saber si hoy –sí que sí– se acaba el mundo?
Es una locura ver noticias, masacres en tiempo real, imágenes de bombas, escudos antimisiles, civiles muertos, gobernantes reunidos como un club de potencias globales impotentes. El otro día hice un ejercicio: no vi el teléfono hasta después del desayuno. Fue bien relajante, aunque sentía que me estaba perdiendo de algo. Cuando lo volví a abrir, lo primero que me vomitó Instagram fue una violenta detención de un candidato a alcalde de Nueva York que defendía a un migrante.
Después de este mensaje alentador (?) aquí les traigo recomendaciones para que disfrutemos; mientras podamos.
Un estudio
Me gustan las ciudades. Esa vorágine constante. El ruido. El desaparecer entre tanta gente. Vivir en la Ciudad de México ha sido un recurrente: oh-por-dios-que-es-grande-esta-ciudad. Desde que vivo aquí casi no se ve el cielo de noche, las estrellas se ocultan detrás de tantas luces, camiones, destellos.
Encontré este artículo que habla de cómo la contaminación lumínica está moviendo las estaciones del año. Las plantas ven tanta luz de noche, que piensan que la primavera ya está aquí.
“El centro de las ciudades reverdece unos 12,6 días antes que las plantas de los campos del entorno. En el otro extremo, la senectud de las hojas se inicia en las urbes una media de 11,2 días después”.
Aquí está el estudio que se publicó en la revista Nature Cities y que replicó El País:
Las luces de la ciudad están adelantando la primavera y retrasando el otoño
Una entrevista
Perdón que ande medio científico. Pero es que me encontré con esta entrevista de un Nobel de Medicina, Ardem Patapoutian, que ha trabajado en un sentido que pocos sabemos que tenemos: la propiocepción.
“Es fascinante que, probablemente, el 90% de las personas ni siquiera sabe que tiene el sentido de la propiocepción, que consiste en sentir dónde están tus extremidades en el espacio”.
Y esta respuesta me mató. Nunca había pensado en que aunque no vea los dedos mover, sé que están ahí.
El experimento más sencillo es cerrar los ojos y tocarte la nariz. Si piensas en cómo eres capaz de saber dónde están tus dedos con los ojos cerrados, te das cuenta de que se debe a cuánto se estiran tus músculos (…) No sientes que el músculo de tu segundo dedo está estirado, sino que reúnes toda la información y en tu cerebro se forma una imagen de dónde estás y qué espacio ocupas. Y por eso, fácilmente, sin mirar, puedes caminar, correr, jugar al fútbol, tocar el violín. Puedes hacer todo esto gracias a la propiocepción. Y la damos por garantizada porque no puedes apagarla. Puedes cerrar los ojos e imaginar cómo es una persona ciega, pero no puedes apagar la propiocepción. Por eso la mayoría de la gente no la conoce, porque siempre está ahí. Y este es un gran mensaje filosófico: damos las cosas por garantizadas cuando las tenemos siempre.
Lean la entrevista, porque además el experto pasó unas vivencias de vida tremendas antes de llegar donde está. Habla de secuestros, de Trump, y de la violencia del mundo.
Un cuento
Les dejo un cuento clásico, inquietante, bruto. Se llama El Horla, de Guy de Maupassant. Se supone que es de horror/terror, pero yo creo que es más bien una historia de misterio contada de una manera magistral, con una descripción de escenarios y sensaciones hermosas. El final, bueno, sí, un poco fuerte.
Léalo. Si es primera vez que lo hace, ¡qué envidia hacerlo por vez primera! Si ya lo ha leído, hágalo de nuevo y reflexione: ¿no es un poco Estados Unidos deportando gente?
Aquí: Cuento El Horla
Un arte pictórico
Leyendo una novela esta semana di con las ilustraciones/grabados/dibujos de Maurits Cornelis Escher. Varios dicen que es el que mejor supo impregnar en papel las figuras imposibles, otros, que es el maestro para dibujar espejos y espejismos.
Aquí pueden ver sus obras comentadas y este link hay más de 400. Les dejo las que más me cautivan:



Una serie
Empecé a ver LA serie del momento en México: Mentiras.
Oye: se las recomiendo demasiado. Me gusta que no deja de ser un musical, aunque televisado, con set pensados como si fuese el montaje de un teatro, drama por montones, actuaciones excelentes y sobreactuadas; como debe ser un musical. Y, sobre todo, con el mejor drama sonoro de la balada-dramática-latina que todos escuchamos en las radios familiares que sonaban de fondo en las casas latinas de los 80/90, pero que en el fondo educaban nuestro oído sin saberlo.
Está en Amazon Prime, son 8 capítulos de media hora cada uno.
Como siempre, gracias por leer este newsletter que hago con tanto cariño. Si les gusta, compártanlo, por favor. Y siempre pueden dejarme sus recomendaciones para compartirlas con el mundo :)
Nico.